Las prioridades no las decides tú

Tu prioridad principal no es necesariamente la tarea más importante de tu lista, ni tampoco la más urgente. Es la que decides que debes hacer primero... antes que las demás. Es así de sencillo, las prioridades no las puedes administrar. Las prioridades "surgen" por las circunstancias del momento y por tus valores, o mejor dicho, por el valor que le das a esas circunstancias. Obviamente ese valor lo pones tú pero la circunstancia "te llega".

En GTD no se usan ni se etiquetan las acciones por prioridades o importancias, ni urgencias solo lo que nos hemos comprometido a hacer. Lo que realmente debes tener en cuenta para decidir qué hacer y que dejar de hacer es cuál es la forma más efectiva para finalizar las tareas que te has comprometido a hacer. Por eso hace tiempo hablé de "¿por qué nos comprometemos demasiado?" y empezar a decir que no. 

Como siempre, el mejor consejo es pararse a pensar y estar a lo que estás.

Para ayudarte a decidir que hacer: revisa tu sistema y hazte estas preguntas:
  • De todas las tareas que te comprometiste a hacer ¿cuál tiene una fecha límite real? (a diferencia de las que te has comprometido a hacer "lo antes posible"= no tiene fecha real).
    • De todas las que tienen fecha real ¿cuáles puedes hacer en función del contexto en el que estás?
      • De todas las que tienen fecha real y puedes hacer por contexto ¿cuál está más alineada con tus objetivos?
Y esa será entonces tu mejor tarea a realizar. 

Cuando tienes en mente tu objetivo, ocurren tres cosas:
  1. Se activa el conocimiento relevante para el objetivo. Esto cambia los pensamientos que se te ocurren. Se escuchan menos pensamientos de distracción y más pensamientos relevantes para la tarea, incluyendo información sobre el valor de la tarea.
  2. Calmas el impulso de hacer otra cosa. Cuando pones tu atención en tu objetivo ignoras la distracción en lugar de negarla. Para cuando termines, la distracción se habrá desvanecido, sin ningún esfuerzo particular de tu parte. Te distraes de la distracción. Por el contrario, si niegas o suprimes el impulso de distracción, éste volverá tan pronto como bajes la guardia. Tu atención se centra en lo que te estás negando a ti mismo, en lugar de en lo que importa.
  3. Centrarse en el objetivo activa el efecto positivo. Empiezas a ver oportunidades para actuar, recuerdas por qué te preocupas y tus valores y sientes que estás a lo que quieres estar.

Centrarse en el objetivo significa centrarse en tus valores y en ser auténtico.


Comments